Quizás en unos años descubramos que Titán, la luna de Saturno, alberga vida en su océano subterráneo. Una vida seguramente no tan desarrollada como la que hay por estos lares. Una vida quizás similar a la que existía en La Tierra hace billones de años. Sería un poco como retroceder en el tiempo pero con visión de futuro; una segunda oportunidad para la humanidad. Como cuando un padre intenta que su hijo no cometa los mismos errores, podríamos jugar a ser Dioses, controlar y guiar de manera camuflada la evolución de ese nuevo mundo. Veríamos delante de nuestros ojos cómo podría haber sido la vida aquí si no hubiéramos tropezado tantas veces con la misma piedra. Podríamos crear un mundo mejor, "a nuestra imagen y semejanza". ¿Aunque, visto lo visto, quién somos nosotros para decir cómo se tienen que hacer las cosas? Tal vez una civilización más antigua y evolucionada que la nuestra (esa entidad superior que todos buscan, el mentor invisible) ande por ahí haciendo lo mismo con nosotros. La historia siempre se repite. Bien. Pues a juzgar por el resultado, se podrían haber quedado en su casa y mejor nos quedemos también nosotros en la nuestra. Si en nuestra búsqueda de nuevos mundos encontramos vida más simple, es probable que la jodamos. Y según Stephen Hawking, si los aliens son una civilización superior: "el resultado será más o menos como cuando Colón descubrió América, cosa que no resultó ser muy beneficioso para los nativos americanos".
