29M

La huelga de ayer nos dejó a todos con mal cuerpo y a mí, personalmente, me dejó confusa.

Cuando pienso en lo que pasó veo a una multitud que no hacía más que observar el partido de tenis entre encapuchados y mossos (que tiraban botellas de cerveza y otros artilugios por un lado, y pelotas de goma por el otro), contenedores incendiados, gente corriendo a ráfagas y en masa como ovejas asustadas, chicas con los ojos llorosos por los gases lacrimógenos, y mucha gente morbosa y cataléptica, callada, observando el espectáculo sin saber qué hacer, si aplaudir cuando la policía retrodecía o si abuchear a los que estaban convirtiendo la ciudad en un campo de batalla.

A ver, que por un lado a mí me parece bien eliminar a los Starbucks de la faz de la tierra. Que aunque no abogo por la violencia per se, creo que una violencia moderada bien enfocada a veces es la única forma de conseguir cambios. Pero no creo para nada que toda esa violencia que vi ayer estuviera bien dirigida, ni tan siquiera creo que tuviera ningún sentido más que dar rienda suelta a los instintos agresivos de personas rabiosas y egoístas, a quienes no les importaba un carajo el resto de gente a su alrededor.

Por otra parte, dicen que para pelearse son necesarios dos bandos. Y la policía, cercando Plaza Catalunya desde el minuto uno de la concentración, creo que fue parcialmente culpable de que eso se conviertiera en una olla hirviente y explotara. Otra cosa que no entiendo de la actuación policial es que si dicen que son cuatro gatos los que la lían, yo me pregunto: ¿los más de 9.000 efectivos que actuaron ayer en Barcelona, no fueron capaces de detener a esos cuatro gatos desde un principio, en lugar de disparar pelotas de goma, cargar contra la gente y gasear indiscriminadamente a quien se les cruzara por el camino durante más de cuatro horas? También me pregunto qué hubiera pasado si los mossos, en lugar de cortar calles y ponerse delante de los sectores más radicales, hubieran estado escondidos, dejando que la manifestación se desarrollara con normalidad, pero preparados para actuar en caso de necesidad. ¿Con quién se hubieran entonces enfrentado esos violentos? ¿Se hubieran tirado piedras entre ellos? ¿Habrían quemado igualmente los contenedores que los separaban de unos mossos invisibles? Bueno, seguro que la hubieran liado en algún lado. Pero estoy casi convencida de que el jaleo habría sido menor.

En definitiva, según mi opinión, violentos y mossos pusieron de su parte para que esta huelga general se convirtiera en simplemente una confluencia de actos delictivos. No sé si a vosotros, pero a mí me sorprendió la casi ausencia de personas gritando eslóganes, reclamando sus derechos, marchando y protestando por lo que en definitiva era el motivo de la manifestación: los recortes y la reforma de la ley laboral de nuestro querido gobierno. Alguna gente había venido con pancartas, sí. Pero la mitad terminaron abandonadas en medio del caos.

La cuestión es que todo ese escenario me provocó frustración y enfado. Al ver a la gente corriendo, me enfadaba porque no entendía qué tenía eso que ver con una manifestación libre y democrática ni cuál era el mensaje. Al final de la tarde, estaba enfadada porque no había experimentado en ningún momento esa bonita sensación de estar rodeada de gente que no conoces pero a la que te sientes unida por un fin común, por un mensaje, por un debate, por un "abrir de ojos" colectivo (como me había pasado en las asambleas y manifestaciones del 15M). A las 22h de la noche, me enfadaba más aún al ver cómo unos niñatos incendiaban sin más la basura delante del bar dónde yo estaba tomando una birra tranquilamente.

Las persecuciones por el Raval continuaron hasta casi la medianoche. El balance: 70 detenidos (+4 menores) y 80 heridos, cuatro de ellos aún ingreasados en el Hospital del Mar. ¿Reformas? De las buenas. ¿Cambios políticos o de leyes? Nanai. Ni caso. Ya lo dijo el PP antes de la huelga y lo constatará cuando aprueben los nuevos recortes.

Y ahora, ¿qué van a hacer todos aquellos que ayer estaban rompiendo contenedores? ¿Seguir encendiendo fogatas hasta que la ciudad queme entera? ¿Esa es la solución? ¿Quemar a Rajoy en vivo y declarar una guerra civil? No, mañana esos chicos (los que no estén detenidos) van a seguir con su cotidianidad, mirando los mismos programas de la tele y comprando la misma marca de cigarrillos, como si nada hubiera pasado. Igual que todos...